Yace aquí la evolución de quien he sido a quien soy.
El reflejo de quien fui, la proyección de quien creo ser.

5.13.2012

Nunca fue nuestro tiempo de ser.


Ojalá pudiera devolver el tiempo
y enmendar todo lo que hice mal,
para que así el día de hoy
nada de esto fuera real.
Ojalá y no tuviera que dejarte ir
porque se siente horrible verte partir.


Tres años de silencio y hoy le volví a escribir.
Porque me parte el alma este sentimiento desgraciado,
frío, obscuro, amargo, triste, tan irreal.
Porque le agradezco a la vida por dejarte nacer
y porque me encontraste el corazón.

Ella, la de mirada triste, que con sus ojos me atrapó
en un triangulo de amor bizarro.
Ojalá pudiera congelar el tiempo,
y dejar de imaginar el porvenir.

Vaciarme la cabeza en una fuente de sueños
donde todo fuera como debería ser,
justo, con lo que cada quién merece.

Ojalá y pudiera secarme el océano de lagrimas
que tengo en el interior,
encontrar tan solo un día
donde todo fuera mejor.

Pero me lo permitió,
me dejó caer,
caer a sus pies.
Y no hizo nada por rescatarme.

Quisiera encontrar la manera
de escapar de esta realidad,
donde pudiera convencerme a mi misma
de que nada de esto es verdad.

Ojalá pudiera devolver el tiempo...
Y no tener que perderla.
Ojalá nunca la hubiera dejado escapar de mis brazos,
y el día de hoy, no tener nada que lamentar.

Ojalá y nos encontremos en otra vida,
y tengamos otra oportunidad.
Nuestro tiempo de ser...
Nuestro tiempo de estar.

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