Yace aquí la evolución de quien he sido a quien soy.
El reflejo de quien fui, la proyección de quien creo ser.

8.11.2015

1000 días

Días que son como montaña rusa.
Me miró, me besó las mejillas y partió,
aquel sentimiento que pensé
se habría despedido para no volver más.

Entonces su mirada se clavó en la periferia de mis pupilas,
sin avisar, sin ninguna explicación.
La relatividad hizo de las suyas
y percibí aquel segundo como eternidad.

Me encuentro conmigo misma, cabizbaja, escribiendo para purgar.
Quisiera saber si siente algún pequeño temor
por verme a los ojos, y percibir la más ínfima sensación
recorriéndole la entraña, en contra de la voluntad, en contra de la razón.

Quisiera saber si el corazón le latió más fuerte,
tras acariciarme la tez con los ojos y
recordar la manera en que mis cejas se suelen despeinar.
Mil días sin el marco de su alma en mi realidad.

Palabras engullidas, palabras que escupí. No se puede negar
el hecho de que me perteneció durante algún segundo más.
Inmediatamente y por milésima vez en esta vida,
le perdí mientras sus pasos se alejaban por el callejón.

Mi reflejo es silueta. El interior es vacuo, es cavidad.
Y usted tiene otros planes donde yo no puedo figurar.
Mil días sin el marco de su alma en mi realidad,
una cuenta que hoy vuelve a comenzar.

8.08.2015

Pretérito imperfecto

Resuena el eco de palabras que un día dijimos.
Recordar como era el creer ser amada por usted es trágico.
¿En dónde cabe la posibilidad de percibir un recuerdo de algo que nunca fue?
Era distinta mi conciencia, éramos otros.
Irrumpen ante mis ojos, las palabras que un día escribimos.
Dentro del pecho, arde la sensación que me solía llenar,
al procesar las palabras que me impregnó en el alma.
El amor que me dio fue falacia.
No me falta en la cotidianidad.
Me falto yo.
Me falta quien era al perderme en su mirada.
Me falta quien fui la sola vez que me besó de repente y se me cortaron las palabras.
No me falta usted. Ni me faltan los otros.
Me falta la persona que soy cuando tengo a quien amar.