Yace aquí la evolución de quien he sido a quien soy.
El reflejo de quien fui, la proyección de quien creo ser.

11.07.2014

Acerca de usted

Debo admitir que nunca fui la clase de chica que preferiría las olas del mar y la brisa salada por sobre el aire frío y fresco con el verde que albergan los bosques. Sin embargo, también debo admitir que nunca antes había visto un mar tan azul, un azul tan profundo como el que se le escondía entre las pestañas.

Conocí su mirada y quedé devastada, no porque mi alma estuviera quebrantada, sino porque no lograba concebir como nunca antes me había visto reflejada en medio de esos ojos fijos.
Pero, ¿quién soy yo para subestimar las fuerzas que mueven el cosmos? Si le encontré después de reconstruirme 500 veces, bendita sea la vida, porque le encontré.

Después de abalanzarme sobre su cuerpo y admirarle lo profundo de cada poro en la piel, después de leerle el alma como quizá nadie lo había hecho antes, fue cuando decidí que quería esperar por el alba junto a usted, para así poder verle la tez con claridad y resguardarla en mi memoria, retener cada una de sus facciones y poder verlas al caer la oscuridad sobre mi pecho, aquella oscuridad que se asomaba entre mi ataúd de huesos, entre mis costillas.

Usted me acarició los filamentos del cabello, aquellos que me gusta pensar están compuestos por pensamientos que se salen de la cabeza y caen sobre los hombros. Y me florecieron los pechos, me floreció la piel erizada en la espalda, florecí.