Hace un par de días me preguntaron si le conocía.
¿Qué se supone que deba responder?
"Le conocí cierto día, sí."
"Solía hacerlo, ya no estoy segura."
"No. Gracias."
El mariposario de mi jardín ya no abre sus puertas para usted.
Pero es tan loca esta costumbre de quererle.
Aferrada a mi pecho como garrapata.
Por poco me convence de ser real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y vos, que sentiste?