hacía un cielo descrito por muchos como
gris, lúgubre, triste;
pero yo vi luz. Vi un blanco tenue
como su tez y di las gracias.
La lluvia caía sin cesar,
no como desgracia,
sino como corriente
para limpiar el alma.
Podía sentir la brisa húmeda
acariciándome los pómulos,
como se me impregnaba el frío en los poros,
y le agradecí al cielo por mi percepción.
Yo no quiero
ser solo un recuerdo;
yo quiero ser legado,
yo quiero ser inspiración.
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