Ojos claros, tan claros
como el claro de la luna.
Si supieras que me disipás el alma
con solo sonreír.
Te me escondés entre los brazos
cuando nos rodea la soledad.
A veces, también nos embriagamos
y hacemos como que no existe nada más.
¿Cómo te explico?
Me gusta tu ombligo
porque me recuerda
que sos humano, que sos real.
Me gusta tu ombligo
porque lo tenés en el centro
del cuerpo, del alma,
donde yo quiero estar.
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