Su mirada es tan profunda
que me provoca zambullirme,
nadar, flotar en ella.
Ahogarme en sus ojos.
Ojos, que son grandes y fijos,
negros como el vacío,
pero tan cálidos
como un día de verano.
Yace aquí la evolución de quien he sido a quien soy.
El reflejo de quien fui, la proyección de quien creo ser.
2.19.2015
2.02.2015
Yo no quería.
Le invito a analizarme la mirada,
detallada y meticulosamente.
Si hay algo que la anatomía humana
no puede esconder, es el vacío de panza
cuando me recorrés la mente.
La dilatación de pupilas,
cuando me pasás enfrente.
27 de enero.