Ahora soy yo quién te escribe el epitafio a nuestro amor. Debo confesar que te he extrañado varias noches, pero cada luna nueva me reconforta, estoy sanando. Supongo que como siempre dijimos "nada es para siempre" y que dejaste de ser mi nada, que ya habíamos cumplido nuestra misión mutua en la vida de cada uno.
Pero sabes? También me sentía culpable de creer que cuando llegara su fin ibas a ser quién tardara más sanando, y sí, como tantas veces hice en tan poco tiempo, me equivoqué.
De amor y dolor nadie se muere y me alegra decir que soy prueba viviente de eso.
El reloj dió las doce y era hora de comenzar de cero nuevamente,
Tal vez no sos el amor de mi vida, porque me queda mucho por vivir, pero fuiste un gran amor.
Ya sanaré.